lunes, 15 de agosto de 2011

"La eternidad... es solo una opción"

Rumores – Capítulo 2

-Alice estuvo hablando con Hardwicke –dijo Mark queriendo impresionarlos.
De repente todos los ojos me miraron en aquella mesa.
-¿Eso es cierto? –dijo Sarah mirándome sorprendida.
-Si –miré mis manos que estaban sobre la mesa mientras los demás comenzaban a mirar a Mark, quien continuaba contándoles de aquel suceso.
Sarah Welch era una chica rubia, tenía una piel blanca, no muy bronceada, ojos azules claros, era más o menos de mi mismo tamaño. Ella era amiga de Mark, pero algo en ella notaba que estaba interesada en él, todos lo notaban menos él.
-Guau, eso es nuevo –se dirigió a los demás quienes rieron ante el comentario.
¿Así que todos sabían de Thomas?
-¿Por qué? –pregunté tratando de sacar información.
-Bueno... El no habla con nadie.
-¿Nadie? –demandé saber.
-Nadie, excepto sus hermanos –dijo John quien estaba sentado al lado de Emily.
John Davis era un chico de cabello oscuro, grasoso y su cara estaba llena de acné, tenía una piel normal, un poco morena, y estaba sentado junto a Emily Richardson, una chica tímida, se cabello negro, tímida y reservada, genial, al menos había alguien como yo.
-¿Quiénes son sus hermanos?
-Iremos a comprar una gaseosa, Alice… ¿Quieres venir? –me indicó Sarah apuntando hacia la fila de estudiantes que compraban alimentos-. Podremos hablar de ello allá ¿Te parece?
Emily se le unió mientras yo me ponía de pie y caminaba junto a ellas.
-¿Cómo es eso de que solo habla con sus hermanos?
Ella me miró con una sonrisa, luego miró hacia la fila.
-Bueno… -comenzó-, los Hardwicke no socializan con nadie, suelen ser reservados, solo hablan entre ellos.
-¿Siempre han sido así? –inquirí con curiosidad.
-Si, son como modelos de pasarela, estrellas, que se yo… -pensó durante un rato-. De hecho no debería de ilusionarte mucho, Alice, Thomas no se ha fijado en ninguna chica del instituto, nunca lo ha hecho, al parecer… No somos lo suficientes para él, puedes creer que es un ególatra o algo similar, pero no se interesa por nadie –me previno con una voz amenazante.
Por supuesto yo estaba haciendo totalmente lo contrario.
-Vale, gracias por el consejo –le agradecí mientras miraba hacia los ventanales.
-¿Quieres algo? –dijo una vez que era nuestro turno.
-Una gaseosa –dije.
-¿No tienes hambre? Deberías de comer algo…
-No, gracias, Sarah.
Parecen modelos de pasarela recordé sumida en mis pensamientos, miré hacia afuera como la lluvia mojaba los cristales, los árboles se movían a ritmo lento por el viento y unas siluetas que llamaron rápidamente mi atención, me enfoqué en ellos, todos tan pálidos como el mármol, eran tan sorprendentes que hasta creí que era una ilusión, producto de mi imaginación.
Habría estado mirándolos boquiabierta de no ser por Emily, quien me habló para decirme que debíamos de ir a nuestra mesa ubicada en un extremo de la pared, el extremo opuesto de donde se estaban sentando aquellos chicos.
-Son los hermanos de Thomas –me informó Sarah, adivinando mi concentración.
Oh, por eso el parecido.
-¿Cómo se llaman? –le pregunté mirándola, ella los miró y luego bajó la cabeza mientras cerraba los ojos y pensaba.
-Bueno, la rubia de allá junto al de pelo oscuro, son Annie Rosenberg y Jake Hardwicke los apuntó disimuladamente con el dedo-. La de pelo corto y negro, es Kristen Hardwicke… y el chico rubio es hermano de Annie, su nombre es Jeydon Rosenberg…
Me miró esperando que hubiese entendido, asentí, ella continuó.
-Son hijos del doctor Peter Hardwicke, no sé que interés tendrá en adoptarlos, imagino que debiera de tener problemas con su esposa –rió maliciosamente-. Si lo vieras, Alice, entenderías, él es como una especie, de… ¿Eterno adolescente?, si, se conserva perfectamente, como si no envejeciera… supongo que todas las enfermeras deben estar locas por él.
Emily la había escuchado y comenzó a reír mientras nos sentábamos nuevamente.
-¿Thomas es adoptado? –pregunté sorprendida.
-Si, todos.
¿Podría Thomas tener una vida más interesante? No lo creo…
En lo que miré hacia la mesa de los Hardwicke, me dí cuenta de que faltaba algo, el más importante de todos ellos, el que me había inducido a esa especie de curiosidad interminable… faltaba él.
-¿Qué miras? –preguntó con curiosidad Sarah.
-No es nada, Sarah –mi voz se quebró dos veces mientras trataba de recobrarme de aquello.
Miré hacia John y Mark, quienes estaban hablando de los equipos de baloncesto, los campeonatos que debían de hacer. Sarah me habló mientras una sonrisa aparecía nuevamente en su rostro, luego miró hacia la puerta queriendo que yo hiciera lo mismo, por lo cual me volteé y me encontré con unos ojos oscuros, que a la vez también me estaban mirando, el se rió y yo bajé la vista, avergonzada, una vez más.
-¿Ocurre algo? –preguntó confundida Sarah.
-No –negué con la cabeza cuando la miré.
-¿Segura que no tienes apetito? –insistió.
-Segura –sonreí tratando de convencerla.
-¿De donde vienes? –preguntó con curiosidad.
-De Jacksonville.
-¿Por qué te mudaste a Forks?
-Humm, mis padres son divorciados, por lo que vine a vivir con mi padre, estuvo solo por mucho tiempo…
-¿Cuándo llegaste? –continuó con el cuestionario.
-Hoy mismo –dije rápidamente.
Ella me miró sonriendo, contenta de haber sabido eso.
-¿Te quedarás acá?
-Si.
-¿Es muy soleado en Jacksonville?
-La mayoría de los días son soleados, las ciudades de florida son mucho más cálidas.
-Oh –asintió-. No me lo imagino.
Ambas reímos entre dientes.
-¿Qué dices Alice? –preguntó Mark alzando la voz.
-¿Sobre qué?
El sonrió y se miró con John.
-John dice que luego le toca Trigonometría, que podría de estar contigo en esa clase, ayudándote, también estará Emily…
-Oh, claro, eso es… genial –le animé a ambos.
-Ves te lo dije –se dirigió a John y ambos comenzaron a hablar.
Destapé la gaseosa y bebí un poco de ella, con mis manos jugueteé con la tapa hasta que alguien habló.
-¿Me harías el favor de acompañarme un momento? –dijo alguien a mis espaldas.
¡Dios que no sea él, que no sea ese adolescente perfectamente hermoso! Grité hacia mis adentros en lo que inhalaba todo el aire que podía sin hacer notar mis nervios.
Todos miraron hasta mi espalda y boquiabiertos dirigieron sus curiosas y sigilosas vistas hacia mi, inmediatamente me sonrojé.
-¿Alice? –dijo Sarah sin quitarle la vista a Thomas que estaba detrás de mí.
-Lo sé –dije en un susurro.
Me volteé lentamente a mirarlo, el estaba sonriendo, sentí como se aceleraba mi corazón.
-¿Qué dices? –me animó.
¿Sería el momento perfecto para saber más de él? Si, podría servirme de algo ahora que sabía muchas más cosas, él no se movió de ahí, al contrario estaba quieto como una perfecta estatua de un dios, o al menos eso parecía, demoré en reaccionar.
-Está bien –dije al fin.
Me levanté cuidadosamente de la silla para no tropezarme con algo que estuviera en el suelo para hacerme caer, miré hacia todos lados asegurándome de que nadie estuviera planeando mi asesinato y caminé dos pasos hacia adelante, todos los ojos se enfocaron en mi, yo, roja como un tomate, traté de ignorarlos, pero me era imposible, lo miré a él quien reía y luego se puso serio, cuando me siguió y me indicó una mesa que estaba vacía, en un extremo de la cafetería.
-¿A qué se debe esto? –le pregunté cuando me estaba ofreciendo un asiento mientras corría la silla, esperando a que me sentara en ella.
-¿Qué me dirías si te digo que es para hablar algo contigo? –dijo él.
-¿Algo como qué?
-No lo sé, ¿De qué quieres hablar? –me preguntó amablemente.
No respondí, dejé la botella de gaseosa en la mesa y nuevamente comencé a jugar con la tapa de esta.
-¿En qué piensas? –preguntó ansioso.
-En lo raro que es todo esto –dije casi instintivamente, era cierto.
-¿Por qué?
-Bueno, me han dicho que tú y tus hermanos, prácticamente no hablaban con nadie…
-¿Te hablaron de mí? –rió como si esto le divirtiera.
-Si.
-¿Que otra cosa hablaron de nosotros? –sonrió.
-Humm, ¿Eres adoptado? –pregunté queriendo no incomodarlo, por lo que utilicé la voz más suave y amable que pude, el rió y luego me habló con tranquilidad.
-Si, mis hermanos y yo… fuimos recibidos por Peter, pero de todos modos él realmente es nuestro padre, por así decirlo. Me refiero a que ha sido nuestra imagen protectora y nos ha apoyado en todo.
Quedé impresionada en la forma en que hablaba de él, tenía razón respecto a lo que había supuesto, Peter, su padre, era lo más cercano a lo que quería llegar a ser.
-¿Qué ocurrió con tus padres? –pregunté tratando no sonar entrometida, pero la curiosidad de mi voz se hizo evidente.
El rió en silencio.
-Murieron hace un tiempo.
-Oh, de veras lo siento –me disculpé.
-No te preocupes –sonrió.
Ahora que había finalizado el tema, recordé la mirada de Sarah, que no podía creer que Thomas estuviera llevándome a otra mesa de la cafetería.
-¿Me dirás por qué me has traído hasta acá? –insistí.
-Creí que ya te lo había dicho.
Le fulminé con la mirada, él sonreía sin hacerme caso.
-¿Te molesta que te haya traído?
-No –dije rápidamente, era cierto.
Hubo unos minutos de silencio, miré hacia la ventana húmeda por el frío y la lluvia que continuaba cayendo, como no se decidía a hablar, decidí en levantarme, para marcharme a hablar con los demás.
El me agarró de la mano -increíblemente helada, tan fría como la nieve… o el hielo- atrayéndome hacia él, sentí como me ponía rígida sin moverme del puesto.
-Por favor, no te vayas –susurró.
De repente hizo trizas mi pensamiento, miré hacia la mesa sin reaccionar, no me atreví a mirarlo hasta unos segundos después, mientras él soltaba nuevamente mi mano, muy rápido como para haberme dado cuenta.
-Pero no estamos hablando absolutamente nada –repliqué.
Asintió, de repente el negro de sus ojos me perturbó y el bajó la vista.
-Es solo que me complica todo esto –murmuró triste, me senté nuevamente rendida ante sus palabras.
-¿El qué?
-No sabes cuanto me cuesta hacer todo esto…
Me quedé en silencio observándolo, esperando a que continuara.
-Annie y Jeydon creen que me estoy comportando de manera estúpida –sonrió.
-¿Por qué habrías de hacerlo?
Me miró y arqueó una ceja perfecta, comprendí rápidamente. Sus hermanos creían que el estar conmigo, era hacer algo estúpido.
-Pero aun no comprendo, me refiero, a que tienes derecho a tener una vida social.
Hizo una mueca de disgusto.
-No es tan simple.
-¿No?
-No.
Fruncí el ceño confundida, ¿Es que acaso el era antisocial junto a sus hermanos?
-De todos modos tu eres la primera persona con la cual me comporto de esta manera –embozó una gran sonrisa, sonrisa que me aturdió.
-¿Es que acaso puedo correr una especie de peligro si me justo contigo? –le sonreí.
Miré su rostro, parecía alarmado, se había vuelto rígido, como una estatua –muy perfecta por así decirlo-, sus ojos se habían endurecido y su mandíbula estaba tensa. Creí haber dicho algo malo, pero ¿Cómo podría de haber reaccionado así?
-¿Dije algo malo? –quise saber.
-No, es solo que… -suspiró con el ceño fruncido-. Por un momento tus palabras fueron ciertas.
-¿Corro peligro al estar a tu lado?
No podía creer lo que estaba diciendo, ¿era él peligroso?, ahora entendí la especie de adrenalina que me causó el querer saber quién era él.
-Alice –me gustó en la forma en la que sonaba mi nombre de su voz-, el estar incluso cerca de mí, hace que estés en peligro.
Su voz se volvió dura, pero seguía siendo igual de aterciopelada.
-No lo entiendo.
Puso los ojos en blanco.
-Me refiero a que corres riego al estar cerca de mí, esto es un error que no debes correr.
El significado de sus palabras me hirió tanto como si tuviera cuchillos enterrados en mi corazón, lo increíble fue que acababa de conocerlo.
-Oh, ¿no quieres que esté cerca de ti?
-Eso es lo que temo –sus ojos demostraban una tristeza y agonía que yo no podía comprender-. Me ha costado tanto todo esto, pero aún así quiero permanecer cerca.
Ahora una chispa de esperanza renacía dentro de mí, no podía sonreír, pero por dentro estaba estúpidamente feliz.
-Debes irte –susurró con voz tranquila.
Entrecerré los ojos mirándolo fijamente, luego me volteé a mirar a mí alrededor, quedaban solo unos pocos alumnos. Sonó el timbre, avisándonos que debíamos de entrar a nuestras respectivas clases, y ya no tenía tiempo, quise correr, pero no quería dejarlo, ni tampoco separarme de él.
-¿No irás a clase? –le pregunté sorprendida.
El rió entre dientes.
-No –sonrió.
-¿Faltarás? –abrí los ojos como platos.
-No creo preocupar a nadie, además, Español es una de las clases a las cuales no es necesario que ponga atención, me refiero, a que me va muy bien.
-Oh –asentí.
Me dí media vuelta, dejando la botella de gaseosa y corrí hacia la puerta, era demasiado cobarde como para llegar tarde.
Por suerte cuando entré al aula el profesor de Literatura aún no había llegado, identifiqué su nombre como el Sr. Collins, me dirigí al primer puesto desocupado, cuando alcé la vista para mirar quien sería mi compañero de banco, me sorprendí al ver los ojos entrecerrados y sospechosos de Sarah, ella se habría extrañado de que Thomas me llevase a un banco apartado de los demás, prácticamente secuestrándome, y yo no habría querido pedir mi rescate.
Supuse que habría preparado para entonces todo un cuestionario.
-Hola –le saludé mientras me sentaba.
Ella asintió sonriendo.
-Cuéntamelo todo –me ordenó.
Suspiré ideando como empezar.





Comentarios & Sugerencias :3 Gracias por leer :D!  
Javy' Pattz

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